¿Estrellita donde estás?

Seguro que alguna vez has tenido la oportunidad de manipular algun objeto tratado con materiales o pigmentos luminiscentes. Desde los maquillajes neón que se llevan al concierto para que brillen con la luz ultravioleta, hasta incluso posiblemente tuviste estrellitas fotoluminiscentes adornando tu recámara.

Estos pigmentos, comúnmente realizados a base de fósforo, son capaces de absorber energía y transformarla en luz. Aunque por poco tiempo y no con mucha intensidad.

Según el pigmento se puede recargar con luz, como las estrellitas fotoluminiscentes de la derecha. O con radiación infrarroja, como la clorofona, que produce termoluminiscencia al entrar en contacto con el calor corporal.

Existen también los triboluminiscentes, que cargan su energía al ejercerse presión y que de hecho es casi seguro que alguna vez has comido alguno, pues esta es una propiedad presente en el azúcar. O los electroluminiscentes, como la pantalla de tu telefono, que produce luz al ser sometida a voltaje.

Hace poco se descompuso mi camioneta en mitad de la carretera a eso de las 9 de la noche. Bajé a revisarla y había un montón de aceite por todos lados. No sabía con exactitud de donde estaba saliendo, o que tipo de aceite era así que no pude repararla y tuve que regresar a casa en grúa.

Al final resulto que la había forzado mucho en mitad del cerro y la respuesta fué liberar presión (y aceite de transmisión) solo hacía falta llegar hasta la siguiente gasolinería para llenar de nuevo el depósito de aceite de transmisión. Distinto hubiera sido si los aceites del vehículo llevaran pigmentos fotoluminiscentes que brillen de diferentes colores, de forma que aún en la oscuridad pudiéramos identificar el aceite de transmisión, del fluido de dirección, del aceite del motor, etc.

Con estos pigmentos en particular, pudimos trabajar en un pequeño proyecto experimental.